Algunos, incluidos profesores de Filosofía Moral (Ética), dicen que «la Ética no es una ciencia». Sin embargo, ésta es una opinión tan errónea como decir que la Física, las Matemáticas, etc. no son una ciencia. El origen del rechazo a la Ética como ciencia se debe muchas veces al desconocimiento y otras veces a motivos ideológicos. ¿Qué es la Ética? La Ética es la ciencia sobre el deber a priori: a priori debemos hacer el bien y rechazar el mal, excepto si estimamos que haciendo un mal evitamos un mal mayor. A continuación uso el método científico para demostrar que la Ética es una ciencia.
La materia existe
Aunque no lo creas, existen humanos que dicen que «la materia no existe», es decir, dicen que tu cuerpo material y necesidades físicas asociadas (comer, beber, miccionar, etc.) no existen. Esta idea suelen defenderla religiosos, aunque no suelen expresarla públicamente por lo absurda que es.
Sin embargo, la Realidad está compuesta por materia y energía, las cuales tienen como propiedad intrínseca la Lógica (A=A): la materia y la energía que exite, existe. La materia y la energía que no existe, no existe.[1]
En la Realidad existen los humanos, así como existen otros animales. Son seres compuestos por materia (cuerpo) y también por energía que emerge del cerebro de dicho cuerpo: la conciencia.[2] Un ser que tiene conciencia es un sujeto (subjetividad): es consciente de algunas cosas, siente y tiene intereses. Los seres con conciencia también son llamados «seres sintientes».
La Ética es una ciencia
La importancia de la Ética es máxima. La Ética se ocupa de decirnos qué es el mal y qué es el bien, qué debemos hacer y qué no debemos hacer. Sin embargo, existen quienes erróneamente dicen que «el bien y el mal no existen»[3] o que dicen que «cada uno debe hacer lo que quiera».[4]
Para llegar a la conclusión de que la Ética es una ciencia, primero debemos preguntarnos qué es la ciencia. La ciencia (del latín scientia, que significa «conocimiento») es un método sistemático que crea conocimiento (empírico y lógico) y lo organiza en forma de explicaciones y predicciones comprobables sobre el Universo.[1][2][3]
La ciencia produce conocimiento sobre la Realidad, no son gustos u opiniones, para ello usa el método científico:
1º) Observar la Realidad.
2º) Formular la pregunta a resolver.
3º) Utilizando el razonamiento deductivo, se formula a su vez una hipótesis, que es una posible respuesta a la pregunta planteada.
4º) Se reproduce el fenómeno repetidas veces para confirmar o refutar la hipótesis propuesta.
5º) Conclusiones. La comunidad científica se encarga de evaluar los resultados obtenidos a través de la revisión por pares, es decir que otros científicos de la misma especialidad evalúan el procedimiento y sus resultados.
1º) Observar la Realidad
Los intereses existen
Así como la gravedad actúa sobre la materia, los intereses actúan sobre el comportamiento de los cuerpos. Si observamos podemos comprobar empíricamente cuál es el interés de alguien. Un sujeto quiere que algo ocurra (tiene un determinado interés) y actúa en consecuencia (para satisfacer ese interés).
Es muy importante tener en cuenta que es lógicamente contradictorio (imposible) que alguien frustre su propio interés, pues si hace algo es porque ese es su interés y no el contrario. Incluso en una situación en la que un sujeto está coaccionado para que haga algo que no quiere hacer, si hace ese algo entonces ese es su interés (interés coaccionado). La conclusión a todo esto es que los intereses no pueden ser autofrustrados, los frustran otros sujetos o eventos.
El bien y el mal existen
Es un hecho que si a alguien le hacen lo que no quiere que le hagan entonces le están frustrando ese interés y lo considera malo para él. Es un hecho comprobable y lógico que la frustración de intereses es algo malo para cualquiera, y por lo tanto es una ley científica: al frustrar el interés de alguien se le hace algo malo.[3]
El mal es lo que es malo para cualquiera: la frustración de intereses.
Lo mismo ocurre con lo bueno. Es un hecho que si a alguien le hacen lo que quiere que le hagan entonces le están satisfaciendo ese interés y lo considera bueno para él. Es un hecho comprobable y lógico que la satisfacción de intereses es algo bueno para cualquiera, y por lo tanto es una ley científica: al satisfacer el interés de alguien se le hace algo bueno.[3]
El bien es lo que es bueno para cualquiera: la satisfación de intereses.
Tener un interes implica deber
Los sujetos tienen intereses. Querer que algo ocurra significa tener interés en que ese algo ocurra, lo cual implica que la «opinión» de ese sujeto es que: eso que quiere que ocurra debe ocurrir. Por ejemplo, alguien quiere ganar dinero jugando a la lotería, eso significa que tiene interés en ganar dinero jugando a la lotería, por eso se compró un billete de lotería, y por lo tanto cree que le debe tocar la lotería a él.
El problema es que todos los sujetos tienen intereses, es decir, todos creen que sus intereses deben satisfacerse aunque frustren los intereses de los demás. Por ejemplo, alguien dice «debo matar a ese» y ese otro dice «no debe matarme, sino que debo seguir viviendo». ¿Qué debe hacerse? ¿debe matarle o no debe matarle? ¿alguno de ellos tiene la razón? ¿cuál de ellos?
Para responder a las preguntas anteriores debemos preguntarnos si, así como demostramos que existe una ley científica sobre el bien y el mal, ¿existe una ley científica sobre el deber? A esa ley científica la llamamos la Regla de Oro de la Ética.
2º) Formular la pregunta a resolver
Se observa que los humanos no se ponen de acuerdo en nada sobre el cómo deberían comportarse y en general sobre cómo debería ser la Realidad. ¿Existe una ley científica sobre cómo debería ser la Realidad? ¿la Ética es una ciencia?
3º) Hipótesis
La hipótesis es que existe una ley que todos defienden individualmente, pero que la mayoría rechazan aplicar como una ley universal. Esto puede deberse a que no aplican el método científico en cuestiones como el deber porque están acaparadas por la religión, por la inercia social (costumbres y tradición) y por la legislación.
La Regla de Oro de la Ética
Volviendo al ejemplo que vimos antes: alguien dice «debo matar a ese» y ese otro dice «no debe matarme, sino que debo seguir viviendo», ¿quién tiene la razón? ¿puede responderse científicamente a dicha pregunta? Vamos a analizarlo.
4º) Reproducción
Repitiendo el siguiente experimento con cualquier sujeto podemos comprobar que defiende lo siguiente:
(P1) Si «quiero que ocurra algo» eso significa que «tengo interés en que ocurra ese algo».
(P2) No puedo autofrustrar mis intereses, pues eso viola el Principio Lógico de No Contradición.
(P3) Si tengo un interés entonces lógicamente considero que dicho interés no debe ser frustrado.
(C) MIS intereses no deben ser frustrados. (IDEAL)
La conclusión de que «mis intereses no deben ser frustrados» es correcta, pero es incompleta porque no tiene en cuenta que le interesa que otros le ayuden «frustrándole un interés»(1) si eso evita que otro interés más importante sea frustrado, en lugar de que omitan esa ayuda. Por ejemplo, si le va a atropellar un vehículo entonces tiene interés en que le empujen para evitarlo. Por lo tanto, la conclusión completa (REALISTA) es: A priori, mis intereses no deben ser frustrados. Podemos aplicar esta conclusión realista al siguiente silogismo, o seguir con el razonamiento ideal (como hago) y tener en cuenta las omisiones al final; en ambos casos la conclusión final es la misma.
Podemos comprobar que todos los sujetos tienen intereses, por lo que:
(P1) MIS intereses no deben ser frustrados. (IDEAL)
(P2) Todos defienden que: «MIS intereses no deben ser frustrados». (IDEAL)
(C) LOS intereses no deben ser frustrados. (IDEAL)
Pero esto no resuelve nuestra pregunta: ¿quién tiene la razón? ¿el que quiere matar o el que no quiere que le maten? Si no mata entonces se frustra el interés de matar a quien quiere vivir de uno, y si mata entonces se frustra el interés de seguir viviendo del otro. ¿Cuál de esos dos intereses es más importante?
El interés de matar a quien quiere seguir viviendo es un interés en hacer el mal a otro, es por definición un interés éticamente incorrecto. En cambio, el interés de seguir viviendo es un interés en el que se satisface continuamente dicho interés, es por definición un interés éticamente correcto. Por lo tanto el interés más importante es el interés en seguir viviendo y es él quien tiene la razón: no le deben matar. Esto se enmarca en una jerarquía de intereses.[5]
La conclusión de que «los intereses no deben ser frustrados» es correcta, pero es incompleta porque no tiene en cuenta las omisiones. Por ejemplo, si un niño se está ahogando en una pequeña piscina y un adulto le ve pero decide «no hacer nada» entonces es responsable de las consecuencias que tiene su omisión sobre la salud y la vida de ese niño. Somos responsables de nuestras omisiones porque existe una relación causa-efecto entre lo que elegimos no hacer y lo que ocurre debido a dicha omisión; y esto significa que la Ética es consecuencialista.[6]
Pongo otro ejemplo. Si un terrorista está disparando a la gente y alguien (por ejemplo un policía) puede frustrar ese interés de matar, pero decide «no hacer nada» entonces es responsable de las consecuencias que tiene su omisión sobre la salud y la vida de las personas a las que a continuación el terrorista hiera o mate. Es decir, hacer el mal a otros frustrando sus intereses está éticamente justificado si se estima que evita un mal mayor. Es decir, la Regla de Oro de la Ética es: A priori, los intereses no deben ser frustrados. (REALISTA).[4]
5º) Conclusiones
Mediante el método científico sabemos que existe lo bueno, lo malo, el bien, el mal, los intereses y el deber. Usando la Lógica podemos inferir la Regla de Oro de la Ética, que es una ley científica: A priori, los intereses no deben ser frustrados. La Ética predice el comportamiento de quienes razonan éticamente y de quienes no lo hacen. La Ética es una ciencia.
Cualquier otra persona puede comprobar la conclusión a la que he llegado en esta investigación.
Notas
(1) Quizás ni siguiera le frustran un interés al empujarle, pues si tiene interés en que le empujen para evitar que le atropeyen entonces al empujarle satisfacen dicho interés, no lo frustran. Asumiendo esta idea, la conclusión final va a ser la misma por el tema de la omisión de ayuda.
Referencias
[1] Wilson, E.O. (1999). «The natural sciences». «Consilience: The Unity of Knowledge» (Reprint ed.). New York, New York: Vintage. pp. 49–71. ISBN 978-0-679-76867-8.
[2] «… modern science is a discovery as well as an invention. It was a discovery that nature generally acts regularly enough to be described by laws and even by mathematics; and required invention to devise the techniques, abstractions, apparatus, and organization for exhibiting the regularities and securing their law-like descriptions.» — p.vii Heilbron, J.L. (editor-in-chief) (2003). «Preface». The Oxford Companion to the History of Modern Science. New York: Oxford University Press. pp. vii–X. ISBN 978-0-19-511229-0.
[3] «science». Merriam-Webster Online Dictionary. Merriam-Webster, Inc. Retrieved October 16, 2011. «3 a: knowledge or a system of knowledge covering general truths or the operation of general laws especially as obtained and tested through scientific method b: such knowledge or such a system of knowledge concerned with the physical world and its phenomena».
Hola David, es la primera vez que veo un blog vegano con tanta calidad de contenido filosófico, científico, conceptual, etc
Hace un tiempo me intereso en conocer los argumentos veganos y debo decir que los tuyos son los mejores que he leído.
Tu línea de pensamiento / razonamiento es muy coherente y se nota que has estudiado mucho para desarrollarla.
He leído apenas 3 artículos tuyos, este y otros dos relacionados a la ética.
La lógica que aplicas es genial, nunca había escuchado esos tipos de argumentos.
Sin embargo hay un punto en el comienzo de tu razonamiento que está erróneo, y es considerar que el interés es imposible de ser autofrustrado.
Existe lo que se llama disonancia cognitiva y es un concepto ampliamente estudiado en la psicología.
Tomando tu ejemplo de la persona que quiere ganar dinero y compra un billete de la lotería para este fin, también al mismo tiempo está actuando en contra de su propio interés final, que es ganar dinero, ya que está gastándolo en algo cuyas probabilidades de ganar son ínfimas. Pero claro, la persona cree a nivel consciente que podría ganar, y por eso lo compra.
Ahora si tu concepción de la palabra interés proviene a partir de lo que el cerebro concibe como beneficioso para su organismo, y por consecuencia segrega el neurotransmisor dopamina para la motivación en la realización de tal acto, hoy en día sabemos por la neurociencia que los actos que resultan de nuestro interés, es decir de cada individuo particular proviene de su configuración neuronal particular y única, por lo que el relativismo ético es correcto, el problema está que todos los países del mundo se rigen por estados con leyes para mantener controlados a sus ciudadanos por lo que aceptar el relativismo ético supondría el fin de la necesidad de leyes, lo cuál es inaceptable por los gobiernos y el poder.
Con gusto leeré tu respuesta, saludos!
Hola, Federico.
Un interes no puede ser autofrustrado. Tener un interés en algo es querer que ocurra ese algo.
El ejemplo de la lotería. Quien juega a la lotería tiene interés en gastar dinero para que le den un billete de lotería, no se frustra ningún interés; se frustraría si no se lo quisieran vender. El interés de esa persona es comprar un billete de lotería para tener la posibilidad de ganar más dinero que el que ha invertido, idealmente el mayor premio.
Puedes poner cualquier otro ejemplo o dilema, los intereses no pueden ser autofrustrados.
El relativismo ético es un absurdo. El bien y el mal son hechos objetivos como la gravedad: https://respuestasveganas.org/existe-el-bien-y-el-mal-veganismo/ Ese es el lugar adecuado para hablar sobre la objetividad del bien y del mal, de relativismo e incluso sobre intereses, autrofrustración, etc.
Tu último párrafo me parece bastante oscuro… Las leyes (el Estado) deben existir para mantener controlados a los delincuentes, a los mafiosos y a todos los psicópatas pútridos que existen, estén donde estén, y para darles el castigo que merecen.
Saludos.