Entrevista a Gary Francione (por Abolitionist-Online, 2000)

Entrevista realizada en 2000 a Gary Francione para abolitionist-online.com, a razón de la publicació nde su libro «Introducción a los derechos de los animales: ¿tu hijo(a) o el perro?».

La publicación de este artículo en RespuestasVeganas.Org no implica necesariamente estar de acuerdo con todas y cada una de las ideas expresadas por su autor; sin embargo, considero interesante su publicación por la aportación que puede hacer al movimiento abolicionista por los Derechos Animales (derecho a la salud y a la vida).

Existe una gran confusión alrededor del debate público acerca de los derechos de los animales. Esta confusión puede ser atribuida en gran parte al hecho de que hasta el momento no existe una teoría de los derechos animales que sea de fácil acceso a la gente y no requiera de un conocimiento previo en teoría filosófica de la ley. En un intento por proveer una teoría en derecho de los animales que explique estos derechos de una manera sencilla y directa, he escrito un libro titulado «Introducción a los derechos de los animales: ¿tu hijo(a) o el perro?» publicado por Temple University en Julio del 2000.

Las siguientes preguntas y respuestas cubren algunos de los tópicos que son tratados en el libro.

¿Existe alguna diferencia entre la posición que proclama los derechos de los animales y la posición bienestarista?

Sí. La posición que proclama los derechos de los animales sostiene que tenemos que abolir la explotación institucionalizada de los animales no-humanos. La posición bienestarista sostiene que es aceptable el uso de los animales para ciertos propósitos, pero que este uso debe ser regulado de tal manera que los animales sean tratados “humanamente” y no sean objeto de un sufrimiento “innecesario”. Los seguidores del bienestarismo aseveran que debe existir un “balance” entre los intereses de los humanos y los animales y de esta manera determinar si el uso de un animal es apropiado en circunstancias particulares.

El bienestarismo se ve reflejado en leyes, como la ley del estado anticrueldad o leyes regulatorias federales como el “Acto por el bienestar Animal”, que se ocupan del uso de los animales en experimentación.

¿Ha generado la posición bienestarista algún tipo de protección significativa a los animales?

No. No puede existir ningún balance significativo entre los intereses humanos y animales porque los animales son nuestra propiedad, Son un producto básico que nos pertenece y que no tiene otro valor aparte de aquel que nosotros, como dueños del producto, queramos adjudicarle.

Simplemente no tiene sentido hablar de un balance de intereses entre aquellos de una propiedad y los de su dueño. Si alguien te sugiriera un balance entre tus intereses y los de tu carro o tu reloj, seguramente pensarias que la sugerencia es absurda. Tanto el reloj como el carro son de tu propiedad.

No tienen intereses moralmente significativos; son simplemente cosas que no tienen ningún valor más allá del que tú como dueño quieras otorgarles. Así, como los animales son simplemente una propiedad, generalmente se nos permite ignorar sus intereses e inflingir sobre ellos el más horrendo dolor, sufrimiento y muerte si esto trae consigo un beneficio económico.

La falla del bienestarismo no se puede obviar: existen leyes de bienestar animal de varios tipos desde hace unos 200 años, y en la actualidad estamos usando más animales, y de maneras más atroces que en 1850.

¿Si los animales tienen derechos, son estos derechos iguales a los de los humanos?

No, por supuesto que no. No tiene sentido decir que los animales tienen derecho a votar o a manejar, o derecho a la educación, o a no ser discriminados en sus trabajos. La posición de derechos de los animales sostiene que los animales tienen un derecho: el derecho a no ser tratados como recurso o propiedad de los humanos. Tratar a los animales como propiedades es inconsistente con adjudicarles algún significado moral.

En los varios usos que damos a los animales para nuestra alimentación, vestimenta, entretenimiento y ciencia, se asume que los animales son un recurso, y ninguna de estas formas institucionalizadas de explotación nos permitirán reconocer que los animales tienen este derecho a no ser una propiedad.

¿Qué es un derecho?

Existe una gran confusión alrededor del concepto de “derecho”. Para nuestro propósito, es necesario enfocarnos únicamente en un aspecto del concepto de “derecho”, que es común, virtualmente, a todas las teorías acerca de este tema: un derecho es una forma particular de proteger un interés. Decir que un interés es protegido por un derecho es decir que dicho interés es protegido de ser ignorado o violado, simplemente porque si es violado beneficiará a alguien más.

Podemos pensar en un derecho como en un muro que rodea a un interés y del cual cuelga un letrero que prohibe el paso, incluso si esto beneficiara a la persona que intenta entrar. Por ejemplo, mi derecho a la libre expresión protege mi interés de expresarme, incluso si otra gente no valora mis opiniones y ahogan mi discurso simplemente porque eso les beneficiaria o porque no están de acuerdo con lo que digo.

Mi derecho a la libertad protege mi interés a ser libre, a pesar del valor que otros le den a ese interés. Si otra gente piensa que yo deberia estar en prisión por el simple hecho de que les beneficiaría de alguna manera, mi derecho a la libertad previene que yo sea encarcelado.

Decir que un animal tiene el derecho a no ser tratado como una propiedad nuestra, significa que el interés de dicho animal a no ser tratado como un bien económico debería ser protegido y no debería ser violado simplemente porque al hacerlo beneficamos a los humanos.

¿Cuál es la base del derecho de un animal a no ser tratado como nuestra propiedad?

La base es el derecho de “consideración equitativa”, la cual sostiene que como una cuestión fundamentalmente moral, los casos similares tienen que ser tratados de manera similar. Los animales humanos y los no humanos son similares al menos en algo, a diferencia del resto del universo, y es que son seres sintientes, con capacidad de experimentar dolor. Los animales no-humanos tienen un interés en no sufrir así como los humanos tienen interés en no sufrir.

Reconocemos que entre los humanos existe un amplio rango de intereses y dos humanos pueden no desear o preferir exactamente las mismas cosas. Algunos humanos prefieren ” La Boheme”, otros prefieren “Pink Floyd”. algumos humanos tienen un interés en obtener un título universitario; otros prefieren aprender un oficio; incluso algunos no tienen ningún interés en ninguna de la dos cosas. Pero todos los humanos, que no tienen muerte cerebral o son no sintientes, tienen un interés en evadir el dolor y el sufrimiento. Aunque no protegemos a los humanos de todos los sufrimientos y aunque incluso no estamos de acuerdo acerca de cuales intereses deben ser o no protegidos por derechos, por lo general todos estamos de acuerdo en que todos los humanos deberian ser protegidos del sufrimiento proveniente de su uso como propiedad o bien de otro ser humano. Nunca dudamos en si legitimar o no el trato de otro ser humano como una propiedad de otro ser humano, independientemente de sus características particulares. Sin lugar a duda, en un mundo profundamente dividido por muchos aspectos morales, una de las pocas for mas acogidas por la comunidad internacional es la prohibición de la esclavitud humana.

No tiene nada que ver con si la forma particular de esclavitud es “humana” o no, condenamos todo tipo de esclavitus de sere humanos. Seria, por supuesto, incorrecto decir que la esclavitud humana ha sido eliminada completamente del planeta, pero la figura es reconocida internacionalmente comoilegal y odiosa moralmente.

Protegemos mediante un derecho el interés de un humano en no ser la propiedad de otros, que es lo mismo que decir que no permitimos que este interés sea ignorado o denegado simplemete porque hacerlo beneficiaría a otro.

El derecho a no ser una propiedad de otro es básica, en el sentido en que a diferencia de otros derechos que podamos tener, ya que este contituye la base para esos otros derechos. Es una condición previa para la posesión de intereses con un significado moral. Si no reconocemos que un humano tiene el derecho a no ser tratado exclusivamente como un medio para el beneficio de otro, entonces cualquier otro derecho que queramos garantizar, como el derecho a la libre expresión, a la libertad, al voto o a la propiedad carecería completamente de significado.

De una manera más simple, si yo puedo encarcelarte y esclavizarte a mi voluntad, entonces cualquier otro derecho que tengas no te será de mucha ayuda. Podemos no estar de acuerdo acerca de qué otros derechos tienen los humanos, pero para que todos tengan algún derecho, deben tener al menos el derecho a no ser tratados como un objeto.

El principio de “consideración equitativa”, requiere que tratemos intereses similares de manera similar, a menos que exista una razón moralmente significativa para no hacerlo. ¿Existe alguna razón moralmente significativa que justifique que le demos el derecho básico a los humanos a no ser tratados como propiedad de otros, mientras se lo negamos a todos los animales y les tratamos como simples recursos?

Una respuesta común es decir que de hecho existen ciertas diferencias entre los humanos y los animales, las cuales justifican un tratamiento diferente. Por ejemplo, se dice que los animales no pueden pensar de manera racional o abstracta, así que es aceptable tratarlos como propiedad nuestra. En primer lugar, es dificil negar que muchos animales son capaces de razonar de manera abstracta así como es dificil negar que los perros tiene cola. Pero incluso, si esto fuera cierto, que los animales no pueden pensar de manera abstracta ¿qué diferencia hace eso desde el punto de vista moral? Muchos humanos, como niños pequeños o humanos con retardo mental severo no pueden pensar de manera abstracta o racional, y nunca pensariamos en usar dichos humanos como objeto de dolorosos experimentos biomédicos, o como fuente de alimento o vestido.

De manera independiente a lo que digamos, tratamos similares intereses animales de una manera diferente y así privamos dichos intereses de significado moral.

No existe una característica que sirva para distinguir a los humanos de otros animales. Cualquier atributo que pensemos hace a los humanos “especiales” y así diferentes a otros animales, es compartido por algún grupo de otros animales no-humanos. Cualquier “defecto” que pensemos hace a los animales inferiores a nosotros es compartido por algún grupo de nosotros. Al final, la única diferencia entre ellos y nosotros es la especie, y la especie por sí misma no es un criterio moralmente relevante para excluir a los animales de la comunidad moral, así como la “raza” no es una justificación para la esclavitud o el sexo una justificación para hacer de las mujeres una propiedad de sus esposos.

El uso de la “especie” para justificar la condición de propiedad sobre un animal es especiecismo, así como el uso del sexo y la raza para justificar la propiedad sobre otros seres humanos es sexismo y racismo.

Si queremos que los intereses de los animales tengan un significado moral, entonces tenemos que tratar los casos similares de manera similar, y no podemos tratar a los animales de alguna manera en la que no tratariamos algún humano.

Si aplicamos el principio de consideración equitativa a los animales, entonces debemos extender a los animales el derecho básico que extendemos a los seres humanos: el derecho a no ser tratado como un objeto. Pero así como el hecho de reconcer que ningún humano es propiedad de otro humano requiere la abolición de la esclavitud, y no simplemente su regulación para que sea más “humana”, el hecho de reconocer que los animales tienen también este derecho básico significa que no podemos ya justificar más nuestra explotación institucional de los animales para alimentación, vestimenta, entretenimiento o experimentación.

Si somos consecuentes con lo que decimos y le atribuimos a los animales intereses moralmente significativos, entonces no tenemos muchas opciones: estamos, de manera similar, obligados a abolir la explotación animal y no solamente a regularla.

¿Existe algún otro requerimiento, además del hecho de sentir, para que un animal tenga el derecho básico a no ser tratado como una propiedad nuestra?

No. Existen algunas personas que argumentan que los chimpancés u otros grandes simios deberian tener derechos, debido a que su código genético y capacidades mentales son similares a las nuestras. Pero esta posición lo único que logra es recalcar la jerarquía moral arbitraria de las características humanas: los grandes simios tienen un valor moral porque se parecen a nosotros y son nuestras características las que definen el significado moral. Los perros no son similares a los humanos en el mismo sentido que los grandes simios, pero son sin embargo seres concientes del dolor. Si predicamos valor moral de acuerdo a la posesión de ciertas características humanas, entonces estamos excluyendo de la comunidad moral a más del 99.5% de los animales que explotamos.

¿Tendrán los animales alguna vez un derecho legal a no ser tratados como objetos, antes de que exista un cambio en nuestra, generalizada, actitud social hacia ellos?

No. Nunca existirá un cambio significativo en el valor de los animales como propiedades por un fallo en una corte o una legislación, hasta que no exista un cambio social significativo en nuestra actitud acerca de ellos. Es decir, no es la ley la que va a alterar nuestra conducta moral hacia los animales, tiene que ser al contrario. No fue la ley la que derogó la esclavitud, de hecho la ley protegía la posesión de esclavos, y la esclavitud no fue abolida sino a través de la guerra civil.

Las mujeres no obtuvieron el derecho a votar hasta que la constitución de los EEUU fue modificada. La explotación animal no va a terminar por el pronunciamiento de la suprema corte o por una acta del congreso, por lo menos no hasta que la mayoría de nosotros aceptemos la posición moral de que la institución de la propiedad animal es moralmente inaceptable.

La economia mundial actual es mucho más dependiente de la explotación animal que lo que era el sur de los EEUU de la esclavitud humana. La protección legal de los intereses de los animales en no ser una propiedad vendrá únicamente cuando todos como sociedad sintamos repudio por nuestra dominación sobre los animales, así como sentimos repudio por la esclavitud humana.

A menudo la gente dice que los animales domésticos, como vacas, cerdos y ratas de laboratorio, no existirian si no fuera porque nosotros les damos existencia para nuestros propósitos. ¿Entonces no tenemos derecho a tratarlos como nuestro propio recurso?

No. El hecho de que de alguna manera seamos responsables por la existencia de un ser no significa que tengamos el derecho de tratarle como un recurso. Si fuese así, podriamos tratar a nuestros hijos como nuestro recurso, después de todo no existirían si no fuera por nuestras acciones, desde la decisión de concebirlo como la de no abortarlo. aunque se nos otorga cierta libertad para tratar a nuestros hijos, tenemos límites: no podemos tratarlos como tratamos a los animales. No podemos esclavizarlos, venderlos a ellos o a sus órganos, prostituirlos o matarlos.
Sin lugar a duda, es una norma cultural que traer un hijo a la vida genera una responsabilidad moral de parte de los padres para cuidarle y no explotarlo.

Es importante notar que una de las justificaciones para la esclavitud en los EEUU era que mucho de los esclavos no existirian si no fuera por la institución esclavista. Los esclavos originales traidos a los EEUU fueron obligados a reproducirse y sus hijos eran considerados una propiedad. Aunque dicho argumento nos pueda parecer ridículo hoy, demuestra que no podemos asumir la legitimidad de la institución de la propiedad (de humanos o animales) y preguntarnos si es aceptable tratar una propiedad como propiedad. La respuesta va a estar predeterminada. Al contrario, lo que debenos hacer es preguntar primero si la institución de la propiedad animal (o humana) puede ser justificada moralmente. No podemos justificar la institución de la propiedad animal (o humana) simplemente porque seamos responsables de traer a la existencia a ciertos seres. Sin lugar a duda es la clasificación de los animales como propiedad lo que crea conflictos entre los animales y los humanos, que buscamos resolver a través de nuestro análisis moral de las relaciones animal/humano.

¿No es el uso de los animales por parte de los humanos una “tradición” o “natural” y por lo tanto moralmente justificable?

Cada forma de discriminación en la historia de la humanidad ha sido defendida con base en representa una “tradición”. Por ejemplo, el sexismo es rutinariamente justificado como que es tradicional que las mujeres sean sirvientes de los hombres: “el lugar de las mujeres es la casa”. En muchs culturas la esclavitud ha sido una tradición. El hecho de que un comportamiento sea descrito como tradicional no tiene nada que ver con que sea o no moralmente aceptable.

Algunas personas dicen que además de tradicional, nuestro uso de los animales es “natural”, y de esta manera lo aceptan como moralmente aceptable. De nuevo, describir algo como natural no implica en sí mismo que sea moral en la práctica.

En primer lugar, casi toda forma de discriminación ha sido también descrita como natural y/o tradicional. Estas dos nociones, incluso, se usan indistintamente. Hemos justificado la esclavitud humana como representativa de una jeraquía del dueño sobre el esclavo. Hemos justificado els exismo como representativo de la superioridad naural del hombre sobre la mujer.

Aún más, es un poco extraño describir nuestro uso moderno de los animales como algo natural. Hemos creado ambientes y procedimientos agrícolas completamente no naturales con el fin de maximizar los beneficios. Realizamos experimentos aberrantes en los que transplantamos genes entre animales y humanos. Nada de esto puede ser descrito como natural. Etiquetas como “natural” y “tradicional” son solo eso, etiquetas. No son razones.

Si la gente defiende la imposición de dolor y sufrimiento a un animal basandose en que es natural o tradicional, usualmente significa que no encuentran otra manera de justificar su conducta.
La cuestión no es si una conducta es parte de una cultura, todas las conductas son parte de una cultura, la cuestión es si dicha conducta es moralmente justificable.

Finalmente, algunas personas argumentan que dado que los animales no-humanos se comen a otros animales no-humanos en ambientes salvajes, nuestro uso de los animales es “natural”.

Existen cuatro respuestas a esta posición.

Primero. Aunque muchos animales se comen a otros, muchos no lo hacen. Muchos animales son vegetarianos. Aún más, existe mucha más cooperación en la naturaleza que nuestra imágen de “naturaleza cruel”.

Segundo. El hecho de que los animales se coman o no a otros animales no tiene nada que ver con el punto. ¿Qué hay de relevante en que unos animales se coman a otros? Algunos animales son carnivoros y no pueden existir sin ella. Nosotros no caemos en esta categoría, podemos vivir perfectamente con una dieta libre de productos animales. Cada vez más y más gente esta tomando la posición de que nuestra salud y medio ambiente se benefician dejando atrás una dieta libre de productos de origen animal.

Tercero. Los animales hacen muchas cosas que los humanos no aceptamos como moralmente correctas. Por ejemplo, los perros copulan, defecan y orinan en la calle, públicamente. ¿Significa esto que nosotros deberiamos hacerlo?

Cuarto. Es interesante ver que cuando nos es conveniente, intentamos justificar nuestra explotación de los animales basados en nuestra supuesta “superioridad”. Pero cuando esta superioridad se atravieza en el camino de lo que queremos hacer, repentinamente somos una especie más del mundo salvaje, como los zorros que comen pollos.

Fuente: http://www.abolitionist-online.com/interview-issue03_gary.francione_q&a.2006.shtml

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