ARGUMENTO: “Comer carne humana es diferente que comer carne de animales”


Algunas personas dicen que comer la carne de animales no humanos no es canibalismo, pues el canibalismo es comer carne de animales de tu propia especie. Evidentemente, dada la definición de la palabra «canibalismo» tienen razón, pues la carne de un animal no-humano no es la carne de un humano. Según estas personas, la carne humana no puede ser tan sabrosa como la carne quien no es humano. A continuación mostraré las grandes semejanzas que tiene la carne humana con la carne de otros animales. Mi objetivo aquí es hacer una comparativa nutricional.

(i) La carne humana parece saber a carne de cerdo. Son muchos los testimonios que han comentado que la carne de cerdo sabe a carne humana.

En 2007, una investigación realizada por Miguel Botella, director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad de Granada (España) en colaboración con expertos mexicanos, afirmó que el canibalismo era una actividad sistemática y ritual en el México prehispánico y durante el Neolítico prácticamente en toda Europa, según ha constatado un equipo de antropólogos tras el estudio de las marcas que su práctica dejaba en los huesos humanos. En este periodo, apenas se han encontrado sepulturas. Según los frailes españoles que participaron en la labor evangelizadora durante la conquista de América[2]:

En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole, un guiso contundente típico mexicano en el que hoy se usa carne de cerdo o de pollo. Según el testimonio de uno de estos frailes, la carne humana «sabía como la del cerdo», de ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fuera sustituida por el puerco.

Algunos asesinos caníbales han afirmado que la carne humana sabe a carne de cerdo. En el libro El banquete humano escrito por Luis Pancorbo López podemos leer lo siguiente[3][4]:

«Arthur Shawcross, un veterano de la guerra de Vietnam, había trabajado en su pueblo como carnicero. Por eso había probado mucha carne cruda, y lo que le faltaba por probar lo consiguió con dos mujeres del Vietcong. A una la ató a un árbol mientras a la otra le iba cortando pedazos de carne y comiéndoselos. Shawcross siguió matando y comiendo personas en los Estados Unidos, en especial niños y mujeres. Ante la periodista Katherine English, del periódico The Guardian, presumió de «haberse comido el corazón y el pene del niño de once años Jack Blake y los genitales de tres de las prostitutas que asesinó». Shawcross llegó a decir en su entrevista con la reportera English que el sabor de la carne humana era como el de la carne de cerdo asada y un poco quemada. Al final condenaron a Shawcross a 239 años de cárcel y los debe cumplir en el correccional de Sullivan, en el estado de Nueva York.

– Arthur Shawcross: ¿Cuándo fue la última vez que usted tomó carne de cerdo asada? replica Shawcross.

– Katherine English: Hace un rato.

– Arthur Shawcross: No creo que vaya a volver a probarla. Piense en un trozo de carne de cerdo asada un poco quemada. Usted sabe igual.

– Katherine English: ¿Por qué comió carne humana?

– Arthur Shawcross: No tengo ni idea.

– Katherine English: ¿Tenía hambre?

– Arthur Shawcross: No.»

Corto: Cuarto y mitad. Cortometraje muy duro de como en un
mundo muy normal algo tan común puede ser totalmente brutal… (Link)

(ii) Con la sangre humana también pueden hacerse morcillas. Dos sargentos de la Fuerza Aérea alemana se enfrentaron a una corte marcial por tratar de producir morcillas hechas con su propia sangre y la de sus camaradas. La receta es digna de sibaritas: Cebolla, jamón, especias varias y el plasma de sus brazos[5]:

«Dos sargentos de la Fuerza Aérea alemana, localizada en Fürstenfeldbruck, fueron arrestados y se enfrentarán a una corte marcial por tener gustos culinarios que rayan el canibalismo. Los individuos fueron pescados in fraganti tratando de reclutar camaradas y miembros de sus familias para que los ayudaran en una empresa gastronómica un tanto extraña: hacer morcilla con sangre humana.

Según la investigación, los sargentos ya habían cocinado unas cuantas morcillas con su sangre, y pretendían comenzar un pequeño negocio. Uno de los pilotos incluso puso su receta de morcilla en un popular sitio alemán, junto a una foto suya tirando sangre de sus venas a la mezcla. Esto, por supuesto, llamó la atención de sus superiores. Además, unos cuantos pilotos denunciaron que en las barracas era común que la gente se te acercara para pedir sangre. «Me han pedido que diera sangre para hacer morcillas», dijo uno. «Y quisiera saber si esto va en contra de las regulaciones.», dijo uno de los implicados.

Los sargentos fueron identificados inmediatamente y suspendidos en un abrir y cerrar de ojos. La receta, que venía de tradición familiar, de parte de la bisabuela de uno de los arrestados, fue encontrada entre las pertenencias. «Asegúrate que la sangre sea fresca», dice parte de esa receta. Al ser arrestados, los hombres dijeron, en su defensa, que estaban interesados en la cocina».

(iii) Arte y cocina canibal. Zhu Yu, que el pasado jueves se estrenó en el Canal 4 británico con su espectáculo antropófago, es quizá el que más lejos ha llevado la nueva tendencia artística llegada del Imperio del Centro. Natural de Shanghai, este artista de 32 años se dio a conocer en la tercera edición de la bienal de Shanghai en 2000, cuando dejó boquiabiertos a organizadores y visitantes al preparar, con mantel y cubiertos, un banquete en el que se comió el feto que previamente había cocinado a la parrilla.

«Ninguna religión prohíbe el canibalismo. Ninguna ley dice que no se pueda comer carne humana. He aprovechado ese espacio vacío entre la moral y la legalidad para desarrollar mi trabajo», asegura el protagonista del escandaloso espectáculo.

Las fotografías de la exhibición de Zhu Yu en Shanghai -ahora repetida en el Reino Unido- han recorrido las entrañas de Internet durante los últimos dos años y en ellas se le puede ver devorando, parte a parte, un feto de seis meses procedente de un aborto.«Sé que hay gente que no cree que el bebé sea real, pero lo es.Me lo llevé de un colegio médico», asegura Zhu cuando se pone en duda la veracidad de su espectáculo.

El excéntrico autor asegura que la ingestión de la carne de feto le supo mal, le provocó náuseas e incluso le hizo vomitar varias veces durante la función sensacionalista, pero que siguió hasta el final para demostrar «el significado de la vida y la muerte». El espectáculo incluía una segunda parte bautizada como «cerebro humano enlatado» en la que Zhu Yu introducía sesos humanos en recipientes para mermelada.[6]

En 2007, Zhu Yu decidió hacerse vegetariano.

“Una vaca o una oveja que yacen muertas en un prado son consideradas carroña. El mismo cadáver en una carnicería se considera comida”. John Harvey Kellogg

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