ARGUMENTO: “Eutanasia y suicidio son acciones éticamente incorrectas”

RESUMEN: ¿Es éticamente incorrecto suicidarse? ¿debemos ayudar a otros a suicidarse? ¿debemos matar a quien lo solicita? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

La eutanasia es el acto mediante el cual una persona mata a quien padece una enfermedad incurable que le produce gran dolor y angustia. En cambio, el suicidio es el acto mediante el que un individuo acaba voluntaria y activamente con su propia vida; si el suicida recibe ayuda para suicidarse entonces se denomina suicidio asistido. Si un individuo, sin estar coaccionado por nada ni por nadie, decide matarse de una determinada manera entonces no frustra su interés de vivir, pues tiene interés de morir de esa determinada manera. Esto es análogo a aquella situación en la que alguien decide libremente dañar su cuerpo o su salud, poniéndose un piercing, fumando, etc. En algunos casos, no permitir a un adulto sano no coaccionado que se quite la vida es lo mismo que torturarle.

Palabras clave: dictadura de la salud, eutanasia, suicidio, suicidio asistido

 

1. Algunas personas no conocen la diferencia entre eutanasia y suicidio. Aunque ambas acciones tienen como objetivo la muerte de una persona, en el siguiente desplegable explico en qué se diferencian.

Mostrar la diferencia entre eutanasia y suicidio

Eutanasia

La palabra «eutanasia» deriva del griego εὐθανασία /euzanasía/, compuesta εὖ eu (‘bueno’) y θάνατος zánatos (‘muerte’), que significa ‘buen morir’. En la actualidad, la eutanasia es el acto mediante el cual una persona mata a quien padece una enfermedad incurable que le produce gran dolor y angustia. Existe la eutanasia directa y la eutanasia indirecta.

Eutanasia directa

La eutanasia directa consiste en adelantar la hora de la muerte en caso de una enfermedad incurable a un paciente que no puede. La eutanasia directa se puede clasificar en dos tipos:

Eutanasia directa activa: Consiste en provocar la muerte de modo directo. Puede recurrirse a fármacos que en sobredosis generan efectos mortíferos. Puede realizarse a petición del afectado (voluntaria) o no (involuntaria). Por ejemplo, la eutanasia directa activa involuntaria que se realiza a perros y gatos en las clínicas veterinarias.

Eutanasia directa pasiva: Se omite o se suspende el tratamiento de un proceso nosológico determinado (por ejemplo una bronconeumonía), o la alimentación por cualquier vía, con lo cual se precipita el término de la vida. Se mata a la persona por omisión[1], a petición del afectado (voluntaria) o no (involuntaria).

Eutanasia indirecta

La eutanasia indirecta consiste en efectuar procedimientos terapeúticos al paciente que previsiblemente le producirán la muerte como efecto secundario. Por ejemplo, la administración de analgésicos narcóticos para calmar el sufrimiento, aún sabiendo que es previsible que morirá debido a ellos. Según la teoría del doble efecto[10], formulada por el religioso Tomás de Aquino (1224-1274), quien practica la eutanasia indirecta no mata a otra persona, lo cual no es cierto.

En febrero de 2012, la eutanasia estaba legalizada en Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Suiza y Estados Unidos (en los estados de Oregon y Washington), y era tolerada en países como Noruega, Dinamarca, Alemania, Austria o España. En 2008, se aprobó una ley en México que permite a los enfermos terminales solicitar legalmente la eutanasia pasiva, la cual incluye una cláusula de conciencia que permite a los médicos negarse a aplicar el procedimiento y transferir el caso a otro médico.

Suicidio

El suicidio es el acto mediante el que un individuo acaba voluntaria y activamente con su propia vida. Si el suicida recibe ayuda para suicidarse entonces se denomina suicidio asistido. Se considera como asistencia al suicidio a la entrega de elementos que sirvan para cometer el suicidio, por ejemplo, armas, venenos, drogas, etc.

En 2002, el suicidio asistido fue legalizado en Holanda. Desde entonces unas 2.300 personas se suicidan legalmente cada año. Para que una persona pueda suicidarse, los enfermos tienen que cumplir con estrictos requisitos conforme a la legislación de ese país, entre los que figuran: haber comprobado que el sufrimiento del paciente es insoportable y no tiene perspectiva de mejora, informar al paciente de su situación y junto con su médico evaluar las opciones para tratar su padecimiento, tener el diagnóstico de fatalidad de por lo menos dos médicos independientes y haber expresado su voluntad de morir en estado de plena lucidez mental.

 

2. Algunas personas dicen que «la eutanasia y el suicidio son actos éticamente incorrectos, aunque morir sea la voluntad de alguien». Una de las primeras menciones al rechazo de la eutanasia aparece en el juramento hipocrático cuando dice: «No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa semejante». Éste texto fue escrito en el siglo V a.C. supuestamente por Hipócrates de Cos (460 a.C.-370 a.C.). Hipócrates fue un médico de la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de Pericles y es considerado «el padre de la medicina». También algunas religiones, por ejemplo la Iglesia Católica Romana, los Testigos de Jehová, etc. dicen que «la eutanasia y el suicidio asistido es asesinar a un ser humano»[1] o «lo que dios te ha dado, sólo dios te lo debe quitar». Es decir, estas personas dan prioridad a la vida de los humanos sobre el interés de estos a no seguir viviendo. Sin embargo, querer morir es éticamente correcto porque no se hace mal a nadie.[2] Evidentemente, dicho interés en morir no debe estar coaccionado por amenazas, ni por una situación que pueda ser solucionada socialmente. En el artículo sobre la fundamentación de la Ética demostré que el deber ético no se origina en la obediencia a supuestos «seres superpoderosos»[3], sino en los intereses[4]. Por eso si alguien tiene interés en morir, porque su problema no tiene solución, entonces no debemos impedírselo, sino ayudarle, excepto si permitiéndoselo se estiman peores consecuencias para el avance de la Ética. Por lo tanto, la eutanasia y el suicidio deben ser legales, pero deben estar reguladas mediante un procedimiento que impida que el suicidio y la eutanasia se produzcan motivados por coacciones.

Mostrar secuencia decisional de un suicidio

Si una persona adulta mentalmente sana, informada y no coaccionada decide realizar ciertas acciones que sabe que van a tener como consecuencia su propia muerte entonces eso quiere decir que dicha persona tiene interés en morir de esa determinada manera: morir así es su interés final y por lo tanto utiliza su interés en seguir viviendo como medio para lograrlo.

En la siguiente secuencia decisional podemos ver un ejemplo de suicidio asistido por medio de la ingestión de cianuro potásico, pero también es válido para la eutanasia activa.

Secuencia decisional de un suicidio

El individuo A en el instante 1 (A1 en la secuencia decisional) está vivo y tiene interés en seguir viviendo, interés de beber un vaso de cianuro en un determinado momento, interés de morir por beber cianuro, etc. Es decir, el individuo A tiene el interés de seguir viviendo para poder beber un vaso de cianuro para poder satisfacer su interés final de morir envenenado de esa manera.

El individuo A en el instante 2 se ha bebido un vaso de cianuro, satisfaciendo su interés de beber cianuro, pues tiene interés de morir debido a ello. En el instante 2, mientras el individuo A va acercándose al instante de su muerte -debido al cianuro que tiene en el estómago-, sigue teniendo interés de vivir, no quiere que nadie ni nada frustre ese interés, pues tiene el interés de morir por los efectos del cianuro, no apaleado, ni quemado vivo, etc. El interés de seguir viviendo del individuo A en A2 es un medio que utiliza para conseguir satisfacer su interés de morir por los efectos del cianuro sobre su organismo.

La muerte del individuo A en el instante 3 por los efectos del cianuro no frustró su interés de vivir pues, en este caso, no tenía interés de seguir viviendo tras beber cianuro, sino interés de morir debido a ello. El individuo A ha conseguido su objetivo sin frustrar los intereses de nadie, por lo tanto, no ha hecho nada éticamente incorrecto. El individuo A en el instante 3 está muerto y, por lo tanto, deja de tener intereses.

 

3. Algunas personas dicen que «matar a quien no nos dice que quiere morir es éticamente incorrecto». Entre quienes no nos pueden decir que quieren morir están: humanos que no pueden comunicarnos si quieren morir ni hacerlo por sí mismos y todos los animales no humanos. Estos pacientes presentan problemas de salud terminales, asociados al sufrimiento, que hacen que el tiempo que les queda de vida no merezca la pena ser vivido. En estos casos, no tiene sentido alargar esos constantes estados de sufrimiento. Así lo explica Óscar Horta:

Una vida en la que nos pasan cosas positivas es una vida valiosa que es beneficiosa para nosotros vivir. Éste es el motivo por el que nos daña la muerte, porque hace que dejemos de vivir las cosas positivas que nos pueden pasar en la vida. Y puede darse también el caso contrario. Imaginemos, por ejemplo, una vida padeciendo tormentos en una cámara de tortura, sin ningún disfrute y sólo con un terrible sufrimiento. Tal vida sería horrible. Podríamos considerar que sería mejor no vivir que vivir de ese modo. Sería, por tanto, una vida con un valor negativo. Asimismo, una vida sin ninguna clase de experiencias, una vida en un estado de total inconsciencia […] es una vida que ni tiene cosas positivas ni cosas negativas para quien la viva. Ni es bueno ni es malo vivir una vida así: simplemente, no tiene ningún valor, ni positivo ni negativo. -Óscar Horta, «La capacidad de sufrir y disfrutar»


Documental: Eutanasia: ¿piedad o asesinato?

4. Algunas personas dicen que «dañar el propio cuerpo y/o dañar la propia salud es éticamente incorrecto». Según estas personas: «debe respetarse el cuerpo y/o la salud, independientemente de cuáles sean los intereses de la persona sobre su propio cuerpo y sobre su propia salud», es decir, dicen que es éticamente incorrecto el tabaquismo, el consumo de alcohol, los piercings, el masoquismo, etc. y que deben prohibirse; a dicha idea la podemos llamar «la dictadura de la salud». Esta idea está relacionada con la idea religiosa de rechazar la eutanasia y el suicidio, pues erróneamente también intenta imponer una norma ética sobre los cuerpos de otras personas sin considerar los intereses de dichas personas.

5. Algunas personas reconocen que debemos respetar los intereses de los demás, pero dicen que «tenemos algunos «intereses fijos»». Por ejemplo, según estas personas, el interés en seguir viviendo y el interés en vivir sano son «intereses fijos», es decir, afirman que todas las personas siempre tienen interés en seguir viviendo y en hacerlo sanamente. Consideran que afirmar «tengo el interés de morir» y «tengo el interés de dañar mi salud» son afirmaciones contradictorias, es decir, absurdas. Debido a ello se oponen al consumo de tóxicos, a la eutanasia y al suicidio. Por ejemplo, Luis Tovar en su blog «Filosofía Vegana» ha defendido esta idea en alguna ocasión, aunque ha reconocido que no lo tiene claro y habla de «excepciones», sin fundamentarlas racionalmente. Algunas de estas personas, dicen que «en condiciones normales, el interés en conservar la vida es constitutivo al individuo sintiente (lo mismo que el «instinto» de alimentarse) y no desaparece nunca (aunque podamos ocultarlo momentáneamente)», pero contradictoriamente dicen que «si alguien no tiene interés en conservar la vida entonces siempre es debido a una circunstancia motivada por alguna situación anómala (enfermedad, lesión muy grave, depresión, etc.) que impide el normal desarrollo de su vida y de sus intereses». Por ello, dicen que «si decidimos matarnos nos discriminamos voluntariamente a nosotros mismos al atentar contra nuestros propios «intereses fijos» y, por lo tanto, es una acción éticamente incorrecta». El error que cometen estas personas es afirmar que existen «intereses fijos», lo cual es contrario a la definición de «interés». Un interés es algo que alguien quiere que ocurra, no existen intereses fijos, un interés no puede ser autofrustrado.[2]

6. Algunas personas dicen que «la eutanasia y el suicidio frustran el interés de las personas que no quieren que esa persona muera». Es decir, lo que sugieren estas Si una persona adulta mentalmente sana, informada y no coaccionada decide realizar ciertas acciones que sabe que van a tener como consecuencia su propia muerte entonces eso quiere decir que dicha persona tiene interés en morir de esa determinada manera: morir así es su interés final y por lo tanto utiliza su interés en seguir viviendo como medio para lograrlo. personas es que tenemos un derecho ético sobre los cuerpos y las vidas de los demás. Creen que tenemos derecho a que quien se quiere suicidar no se suicide y siga sufriendo. Esta idea parte de la posesión y de la dependencia emocional de los demás. Sin embargo, los demás no son nuestras propiedades, sino que son seres sintientes con sus propios intereses. Los intereses que tenemos sobre nuestro propio cuerpo y vida tienen prioridad sobre los intereses que los demás tienen sobre él y ella. Tenemos derecho a la salud y a la vida, no la obligación de estar sanos y vivir para agradar a otros.