ARGUMENTO: “Debemos actuar por emociones y sentimientos” (subjetivismo ético)

RESUMEN: ¿Qué es el subjetivismo ético? ¿Qué es el subjetivismo simple? ¿qué es el emotivismo ético? ¿Las emociones y sentimientos nos dicen qué es lo éticamente correcto y lo éticamente incorrecto? ¿Debemos dejarnos llevar por nuestras emociones y sentimientos? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

El subjetivismo ético intenta fundamentar la Ética en los sentimientos, los cuales son diferentes en cada sujeto. Sin embargo lo bueno y lo malo también existen objetivamente, por lo tanto el subjetivismo ético está rebatido. Además, el subjetivismo ético también se rebate a sí mismo por sus propias contradicciones: en su versión llamada «subjetivismo simple» queda rebatido porque no puede explicar nuestra falibilidad y porque no puede explicar los desacuerdos; y en su versión llamada «emotivismo ético» éste entra en contradicción lógica al dar la razón a dos opiniones contrarias derivadas de asumir que las emociones y los sentimientos nos indícan qué es cierto en un sentido ético.

Palabras clave: emociones, emotivismo ético, sentimientos, subjetivismo, subjetivismo ético, subjetivismo moral

 

El subjetivismo es la idea según la cual lo que es verdad para un sujeto puede no serlo para otro, por lo tanto el subjetivismo rechaza la existencia de verdades absolutas no dependientes del sujeto mismo. Cuando el subjetivismo reconoce la existencia de otros sujetos, está reconociendo que dichas existencias son verdades absolutas, contradiciéndose a sí mismo. En un artículo anterior demostré que la realidad es una verdad absoluta compuesta por materia/energía y Lógica, que existe con independencia de los sujetos.[1]

En las sociedades actuales está muy extendido el subjetivismo: se da prioridad a las emociones del sujeto sobre la realidad, por eso las voy a llamar «sociedades de tiranía subjetiva» o «sociedades de tiranía emocional». Por ejemplo, en estas sociedades se fomenta la idea de que debemos respetar a los demás por amor, por pena o compasión, como si fuésemos «emperadores» de cuyos sentimientos depende la continuidad de la vida de los demás, en lugar de respetarles por racionalidad ética. Esto mantiene una relación con ideas religiosas.

Subjetivismo ético

1. Algunas personas dicen que «la Ética son opiniones personales que no se pueden fundamentar en la razón, sino solo en los propios sentimientos».

El subjetivismo ético apela a emociones, no a razones

Este argumento se llama «subjetivismo moral» o «subjetivismo ético». El subjetivismo ético es la idea metaética según la cual la Ética no se fundamenta en la razón, sino sólo en los propios sentimientos. Según el subjetivismo ético, en la Ética no existe algo «objetivamente» correcto o incorrecto, es decir, considera que en temas éticos nadie tiene la razón sobre los demás. Algunas personas utilizan este argumento cuando apelan a sus «instintos» o a sus sentimientos para justificar éticamente determinados comportamientos, como la tauromaquia, el veganismo, o lo que sea. Los subjetivistas éticos intentan persuadir a otros de que sus sentimientos son los correctos, utilizando para ello fotografías, vídeos, etc. Esto es conocido como el «sofisma patético» y es «llamado así porque apela al pathos (la emoción) y no al logos (la razón). Comprende todos los medios de persuasión no argumentativos que pretenden sostener un punto de vista provocando las emociones de los oyentes».

Sin embargo, cuando alguien intenta justificar éticamente un comportamiento apelando a su «instinto» o a sus sentimientos (amor, odio, gusto, etc.) está rechazando la racionalidad y por lo tanto también está rechazando la Ética. En otro artículo demostré que lo bueno y lo malo existen subjetivamente, pero también existen objetivamente[2], por lo tanto el subjetivismo ético está rebatido. El respeto a los seres sintientes debe hacerse por racionalidad ética (por deber), no por opciones personales como son el gusto y el amor, aunque apelar al amor o a otros sentimientos puede ser una buena estrategia para convencer a personas poco racionales. Debemos utilizar la razón para controlar nuestras emociones y sentimientos, y así poder reflexionar y comportarnos de la manera que estimemos que tendrá mejores consecuencias para el avance de la Ética. A continuación explico los dos tipos de subjetivismo ético existentes y cómo están rebatidos por sus propias contradicciones internas:

Mostrar Historia y contradicciones del subjetivismo ético

Antecedentes históricos del subjetivismo ético

Ya en el siglo V a. C., Protágoras (485 a. C. – 411 a. C.) decía que cuando alguien afirma «esto es justo», tan sólo expresa una sensación de agrado, y cuando alguien dice «esto es injusto» no hace otra cosa que expresar una sensación de desagrado; y como las sensaciones son variables entre los seres humanos entonces lo justo y lo injusto son relativos: nadie tiene la razón sobre qué es justo y qué es injusto.

El subjetivismo ético ve la injusticia como una cuestión de gustos

En el siglo XVIII, David Hume (1711-1776) defendió en su libro «Tratado de la Naturaleza Humana» (1740) que la razón es incapaz de ayudarnos a discernir lo bueno de lo malo, es decir, defendió que la Ética surge de emociones con las que se pretende provocar actitudes a los demás: «Sea el caso de una acción reconocidamente viciosa: el asesinato intencionado, por ejemplo. Examinadlo desde todos los puntos de vista posibles, a ver si podéis encontrar esa cuestión de hecho o existencia a que llamáis vicio… Nunca podréis descubrirlo hasta el momento en que dirijáis la reflexión a vuestro propio pecho y encontréis allí un sentimiento de desaprobación que en vosotros se levanta contra esa acción. He aquí una cuestión de hecho: pero es objeto del sentimiento, no de la razón». Aun siendo un inspirador del subjetivismo ético, Hume no era propiamente un subjetivista ético, pues creía que existía una «naturaleza humana» que era estable y compartida por todos los humanos mediante sentimientos comunes tales como la clemencia, la caridad, la amabilidad hacia los niños y el amor a la vida.

EL SUBJETIVISMO ÉTICO

El subjetivismo ético tiene dos teorías metaéticas: el subjetivismo simple y el emotivismo ético.

El subjetivismo simple

La versión más simple de subjetivismo ético es el llamado «subjetivismo simple»: cuando una persona dice que algo es éticamente bueno o malo, esto sólo significa que lo aprueba o que lo desaprueba, es decir, según el subjetivismo simple, el lenguaje ético son descripciones sobre la actitud del hablante, describe un hecho, el cual puede ser verdadero o falso dependiendo de si el hablante dice la verdad o miente respecto a sus sentimientos. Por ejemplo, como a Jesulín la tauromaquia le produce buenos sentimientos entonces opina que «la tauromaquia es algo bueno», pero como a María la tauromaquia le produce malos sentimientos entonces opina que «la tauromaquia es algo malo», y según el subjetivismo ético ninguno de los dos tendría la razón sobre el otro, los dos estarían diciendo la verdad, pues ambos dicen lo que sienten.

subjetivismo simple

Y de manera similar:

subjetivismo simple

El subjetivismo simple presenta dos objecciones principales:

El subjetivismo simple no puede explicar nuestra falibilidad. El subjetivismo simple implica que cada uno de nosotros es infalible en sus juicios éticos, pero a veces las personas se equivocan al juzgar algo y entonces corrigen su opinión. Alguien puede sentir que dice la verdad cuando aprueba o desaprueba un determinado hecho y por lo tanto, según el relativismo simple eso significaría que dice la verdad, pero si esa persona cambia de parecer entonces se contradecería con lo que decía antes, por lo tanto el subjetivismo simple es ilógico.

El subjetivismo simple no puede explicar los desacuerdos. Esto es debido a que, según el subjetivismo simple, si una persona dice «X es éticamente correcto» está diciendo «X me gusta», por lo cual dice algo cierto sobre sus sentimientos, y asimismo si otra persona dice «X es éticamente incorrecto» está diciendo «X no me gusta», por lo cual también dice algo cierto sobre sus sentimientos. En consecuencia, no hay técnicamente un desacuerdo, pues los juicios de valor de ambos son verdaderos, en tanto reflejan sus pareceres: cada uno está formulando un enunciado acerca de su propia actitud, por lo que cada uno de ellos estará de acuerdo en que eso es cierto. La situación es análoga a la de dos personas que tienen gustos diferentes, donde ninguno intenta convencer al otro de que su gusto es el verdadero.

Ante la refutación del subjetivismo simple, algunas personas abandonaron el subjetivismo ético y otras crearon otra teoría metaética más refinada: el emotivismo ético.

El emotivismo ético

La teoría del emotivismo ético fue desarrollada principalmente por Charles L. Stevenson (1908-1979) y también por Alfred Jules Ayer (1910-1989), llegando a ser una de la teorías metaéticas más influyentes del siglo XX. Según el emotivismo, el lenguaje ético no describe hechos, no transmite información, sino que se usa como medio para influir sobre la conducta de la otras personas. Por ejemplo, cuando alguien dice «yo desapruebo la homosexualidad» eso no describe un hecho, sino que es equivalente a decir «la homosexualidad… ¡qué asco!» o «¡no cometas actos homosexuales!» u «ojalá no hubiera homosexualidad».

El emotivismo supera las objecciones que se le planteaban al subjetivismo, puesto que las órdenes y las expresiones de actitud no son verdaderas o falsas, por lo tanto la gente no puede ser «infalible» con respecto a ellas. Stevenson llama la atención sobre la diferencia entre un desacuerdo de actitudes y un desacuerdo acerca de actitudes. Dos personas pueden estar de acuerdo en todos sus juicios acerca de sus actitudes: están de acuerdo en que uno se opone a algo y el otro lo favorece, pero están en desacuerdo en sus actitudes. El subjetivismo simple no podía explicar el desacuerdo moral porque, una vez que interpretaba los juicios morales como enunciados acerca de actitudes, el desacuerdo se desvanecía; el emotivismo supera esta prueba.

El emotivismo ético presenta una objección principal:

El emotivismo no puede explicar el lugar que ocupa la razón en la ética. Para el emotivista un juicio moral es como una orden: es ante todo un medio verbal para tratar de influir sobre las actitudes y la conducta de la gente. La idea de las razones que va naturalmente con esta idea básica es que las razones son cualesquiera consideraciones que tengan el efecto deseado, que influyan sobre las actitudes y la conducta del modo deseado. Pero consideremos lo que esto significa. Supongamos que estoy tratando de convencerte de que Jesulín es un hombre malo (estoy tratando de influir sobre tu actitud hacia él), y tú estás resistiendo. Como yo sé que tienes prejuicios racistas, te digo: «Sabes, Jesulín es judío». Eso funciona; tu actitud hacia él cambia, y convienes en que es un bribón. Parecería que para el emotivista, entonces, el hecho de que Jesulín sea judío es, por lo menos en algunos contextos, una razón que apoya el juicio de que es un mal hombre. De hecho, Stevenson adopta exactamente esta perspectiva. En su clásico libro «Ética y Lenguaje» (1944), dice: «Cualquier descripción acerca de cualquier hecho que cualquier hablante considere que probablemente cambiará actitudes puede aducirse como una razón en favor o en contra de un juicio ético». Obviamente, algo ha salido mal. No cualquier hecho puede contar como una razón para apoyar cualquier juicio. Por una parte, el hecho debe ser pertinente para el juicio, y la influencia psicológica no necesariamente lo hace pertinente. (Ser judío no tienen nada que ver con ser malo, cualesquiera que sean las conexiones psicológicas que estén en la mente de alguien.) Por lo tanto el emotivismo está rebatido, y con él la idea del subjetivismo ético queda en duda.

 

Monólogo Jim Carrey - Impulsos (Subtitulado español)
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Bibliografía

– Horta, Óscar. «Método y justificación en ética: antropocentrismo definicional e intuiciones morales», Universidade de Santiago de Compostela. ÁGORA, Papeles de Filosofía, 2007, 26/1: 129-137. (Fuente2)

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