RESUMEN: ¿Es éticamente correcto imitar los comportamientos que tienen animales no humanos? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.
Es sorprendente que quienes normalmente creen que el comportamiento de los animales no humanos es irracional o salvaje, utilicen, cuando les conviene, un argumento que implica imitarles, y generalmente imitar a los animales violentos, no a los pacíficos. La Ética no consiste en imitar a otros acríticamente (sean de la especie que sean), sino en hacer lo éticamente correcto o lo menos malo.
Palabras clave: imitación
Idealización de «la naturaleza»
1. Algunas personas dicen que «los animales salvajes viven en la naturaleza, un paraíso de armonía, paz y amor».
Esta idea está bastante extendida y asocia la idea de «naturaleza» con la idea de «bueno» y «éticamente correcto», lo cual tiene un origen religioso. Dicha idea suele ser utilizada para concluir que «los humanos deberían vivir en la naturaleza».
Vemos que se hace uso de la falacia de lo «no natural»[1]: creer que existen la «no naturaleza» y lo «no natural». Y tambien vemos que se usa dicha falacia para posteriormente hacer uso de la falacia de la apelación a lo natural: asociar «natural» con bueno y «no natural» con malo.[2]
Sin embargo, la Realidad es que todo es naturaleza y natural, y que la vida salvaje es un modo de vida lleno de violencia, de enfermedad, de dolor y de sufrimiento; no es un «paraíso»: millones de recién nacidos sufren hasta morir durante sus primeros días de vida, hay animales con huesos rotos, con heridas infectadas, con hambre, con sed, con miedo, perseguidos, muchos son comidos vivos, etc. Es tal el horror ético que resulta repugnante que, por ignorancia o por sadismo, algunas personas vean todo eso como un referente o guía del comportamiento éticamente correcto. Se debe intervenir para evitar dichos males, tanto si las víctimas de todo eso son humanos como si no lo son.
Idealización de los animales no humanos
2. Algunas personas dicen que «los humanos son el único animal que mata por placer», lo que posteriormente les lleva a decir cosas absurdas como que «los humanos deben ser ‘más animales’».
Los humanos no pueden ser más animales, son animales. Por lo tanto entendemos que estas personas quieren decir que «los humanos deben comportarse como los animales no humanos», comportamiento que asocian a «bueno» y a «éticamente correcto».
Aunque es muy conocida la lucha violenta entre individuos de diferentes especies para lograr la propia supervivencia, no son tan conocidos los ataques entre animales de la misma especie por cuestiones territoriales o reproductoras, incluso entre miembros de la misma familia. Dependiendo de la especie, y sin generalizar, existen animales no humanos que practican el robo, el infanticidio[1], la violación sexual[2], el asesinato de individuos de su misma especie[3], guerras, el canibalismo[4], etc. La Realidad es que el comportamiento de los animales no humanos es muy variado, pudiéndonos encontrar inofensivos gusanos de seda hasta agresivos cocodrilos.
Los comportamientos son éticamente correctos o éticamente incorrectos por sus consecuencias hacia los seres sintientes, da igual quien los realice.[3] Por lo tanto, los humanos no deben ser «más animales», ni «más humanos», sino más éticos.
ABORTO DE SERES SINTIENTES:
– Las marmotas macho dan patadas en el estómago de marmotas embarazadas para que aborten los embriones que no son suyos, dándoles igual si ya son fetos sintientes o si todavía no lo son.
CANIBALISMO SEXUAL:
– El canibalismo sexual en el reino animal y particularmente, entre los artrópodos, es un comportamiento estudiado por la etología como una variante del canibalismo caracterizada por tener lugar en el transcurso o con posterioridad a la cópula. En la mayoría de los casos, es el organismo femenino el que mata y consume al macho de su misma especie, siendo raros los comportamientos inversos. Aunque el canibalismo en general es un comportamiento que se encuentra extendido en el reino animal, solamente han sido documentados casos de canibalismo sexual en algunas especies de arácnidos, insectos y anfípodos, dándose también, aunque raramente evidenciado, entre algunas de gastrópodos y de copépodos. A pesar de su escasa frecuencia, este hábito es particularmente común en numerosas familias de arañas y escorpiones, donde su práctica dentro de una población determinada, puede llega a tener efectos significativos en su tamaño y la distribución relativa de sus miembros de distinto género.
Entre los insectos, el canibalismo sexual es un comportamiento especialmente raro, pero es prácticamente universal entre las distintas especies de mantodea: la hembra se come vivo al macho durante o después de la cópula.
INFANTICIDIO:
– Cuando un león toma el control de un grupo mata a las crías de las leonas para que éstas vuelvan a entrar en celo y así tener su propia descendencia.
– Algunas hembras de tiburón dejan de alimentase durante el embarazo para que sus crías no tengan alimentos. Esto hace que la más fuerte y agresiva ataque a sus hermanos y se alimente de ellos. De esta forma sólo quedará ella para el momento del nacimiento y nacerá con el instinto depredador lo suficientemente desarrollado.
– En general en muchas especies de aves, las propias crías o los padres matan a alguno de los polluelos simplemente si hay demasiada descendencia para asegurar la supervivencia de los otros.
– Los pollos de quebrantahuesos suelen matar al menor de los hermanos. Normalmente hay dos huevos pero los padres sólo tienen capacidad para sacar adelante uno. Se cree que el hecho de que haya dos huevos es para asegurar, pero en el momento que nace uno sano, el mayor se encargará de desplazar al pequeño en cuanto nazca ya sea provocando su muerte por inanición o empujándolo del nido.
– Los osos panda sólo crían a un hijo por tanto directamente abandonan a una de las crías en caso de que tengan dos.
ESCLAVISMO:
Hay varias especies de hormigas que esclavizan a otras.
– En 1820, el naturalista suizo Pierre Huber publicó el libro The Natural History of Ants (La Historia Natural de las Hormigas), en el cual narra las razias o incursiones que realizan las obreras de hormiga amazonas (Polyergus rufescens) sobre los nidos de Formica fusca para secuestrar pupas a las que asignarán ciertas funciones cuando se conviertan en adultas. A este comportamiento se le ha denominado, desde entonces, esclavismo, también llamado dulosis.
– La hormiga reina de la especie Protomognathus americanus produce descendencia pero no alimenta ni cuida a las crías, por ello estas hormigas roban las crisálidas de otras colonias y las esclavizan para que cuiden de la descendencia de la reina.
GUERRAS INTRAESPECIE:
– En junio de 2010, la revista Current Biology publicó un estudio titulado «Lethal intergroup aggression leads to territorial expansion in wild chimpanzees». Durante diez años, John Mitani, David Watts (de la Universidad de Yale) y Sylvia Amsler (de la Universidad de Arkansas) se centraron en una comunidad de 150 chimpancés de Ngogo, en el Parque Nacional de Kibale, en Uganda. Los chimpancés forman ‘patrullas’ con otros miembros de su especie para hacerse más fuertes, expandir su territorio a costa del de sus vecinos y reclutar nuevas hembras para su comunidad. Y para lograrlo, no dudan en asesinar a sus rivales.
– Guerras entre tribus de gorilas (inclusive con uso de armas), generalmente por el territorio, el alimento, o las hembras; el asesinato del macho «alfa», cuando duerme, entre familias de chimpancés; las luchas por celos entre los gorilas rojos; en tribus de gorilas y orangutanes ocurre el adulterio «furtivo», cuando el macho dominante está distraído o dormido.
– etc.
Imitar a los animales no humanos
3. Algunas personas dicen que «es éticamente correcto que los humanos imiten el comportamiento de animales de otras especies».
Por ejemplo, Benjamin Franklin (1706-1790) comenta en su «Autobiografía» que, tras un tiempo siendo vegetariano, dejó de serlo cuando supuestamente observó a unos amigos que destripaban un pez que acaban de pescar y dentro de su estómago encontraron un pez más pequeño, entonces Franklin dijo: «si os coméis los unos a los otros, no veo por qué no os vamos a comer nosotros», y procedió a comerlo. Actualmente el ejemplo típico que usa el argumento de la imitación es el siguiente: «si los leones matan a cebras para comerlas entonces es éticamente correcto que los humanos también maten a animales de otras especies para comerlos».
El argumento de la imitación fue usado en el pasado, por ejemplo, para justificar la esclavitud humana:
Mostrar cómo se usó la imitación para justificar la esclavitud de humanos«La expresión “ley de la naturaleza” se usa a veces –aunque no filosóficamente– para expresar aquellas deducciones que pueden extraerse de un cuidadoso examen de los sucesos del mundo natural. De ahí que se diga que el esclavismo es contrario a la ley de la naturaleza porque no hallamos sucesos equivalentes o análogos en el mundo natural. […] Pero la esclavitud no sólo existe en la raza humana, pues la servidumbre –en todos los respectos equivalente a la esclavitud de los negros– se da incluso entre los animales inferiores y los insectos. […] Estos hechos [el esclavismo en las hormigas] originalmente descubiertos y publicados por Huber, han sido posteriormente verificados por muchos observadores, y M. Latreille ha demostrado que las hormigas rufescens, debido a la forma de sus mandíbulas y de las partes accesorias de su boca, carecen de capacidad física para construir las habitaciones de su familia, proveerla de comida o alimentarla. Por tanto, de acuerdo con esta definición de ley de la naturaleza, la esclavitud de los negros parecería perfectamente consistente con dicha ley.» —Cobb, Thomas R. R. 1858. «An Inquiry into the Law of Negro Slavery in the United States of America». Philadelphia: T. & J. W. Johnson & Co.
«Así, por la Ley de la Naturaleza –en el sentido amplio de esta frase– el hombre es tan libre como las bestias del campo. A este respecto, decir que la esclavitud va contra la Naturaleza, o contra la Ley de la Naturaleza, es tanto como decir que no puede hallarse en el mundo de los brutos ningún precedente o analogía en favor de la esclavitud. A ello respondo que sí pueden hallarse tales precedentes en favor de la esclavitud, pues los antiguos ignoraban completamente los asombrosos hechos que, en relación con ciertas especies de hormigas, han sacado a la luz los modernos naturalistas. Estos hechos, de haber sido conocidos, les habrían impedido afirmar que la esclavitud es contraria a la Naturaleza, aun en el sentido dado al término por Ulpiano. Pero ellos ignoraban estos curiosos hechos, y tomaban la esclavitud como contraria a la Naturaleza, en la suposición de que no existía precedente o analogía en el mundo de los brutos.» —Seabury, Samuel. 1861. «American Slavery Distinguished from the Slavery of the English Theorists and justified by the Law of Nature». Masson Brothers: New York.
Según el argumento que usan estas personas, si un animal no humano hace algo entonces es éticamente correcto que los humanos también lo hagan. Es sorprendente que quienes normalmente creen que el comportamiento de los animales no humanos es irracional o salvaje, utilicen, cuando les conviene, un argumento que implica imitarles, y generalmente imitar a los animales violentos, no a los animales pacíficos. La Ética no consiste en imitar a otros acríticamente (sean de la especie que sean), sino en hacer lo éticamente correcto o lo menos malo.
4. Algunas personas dicen que «los humanos deben imitar aquel comportamiento realizado por todos los animales de todas las especies».
Por ejemplo, en la entrevista «Los veganos y los vegetarianos creen que no matan animales, pero sí lo hacen» Claudio Bertonatti dice que «No hay especie animal que no mate o no coma mediante la muerte de otros animales, directa o indirectamente». Dicha afirmación, además de ser falsa (pensemos por ejemplo en los gusanos de seda), es una versión de la falacia de la imitación, que anteriormente he rebatido, pero en lugar de decir que «debemos imitar el comportamiento realizado por los animales de esa especie», Bertonatti dice que «debemos imitar aquel comportamiento realizado por todos los animales de todas las especies», dándole más vueltas al mismo argumento absurdo.
«Es extraño que los humanos, que se suelen considerar tan por encima del resto de animales, estén dispuestos, si ello les favorece en sus preferencias alimenticias, a utilizar un argumento que implica que debemos considerar a los otros animales como inspiración moral y guía». —Peter Singer, «Liberación Animal», Madrid: Taurus, 2011 [1975]
Bibliografía
– Scientific American. Understanding Violence. July 31, 2000
– Randy Thornhill and Craig T. Palmer, Why Men Rape; The Sciences, Published by the New York Academy of Sciences; January/February, 2000.
– Franz B.M. de Waal, «Primates-A Natural Heritage of Conflicts Resolution»; Science, issue No. 5479, Vol 289, pp. 586-590; 28 July, 2000.
– Spurgeon, David. «Nature», Vol. 407, 14 September 2000.