ARGUMENTO: “Los animales no sienten dolor, por tanto no tienen interés de evitar el dolor”

RESUMEN: ¿Qué es el dolor? ¿qué seres sienten dolor? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí vamos a responder.

Disponemos de tres indicadores que nos permiten concluir que los seres humanos no son los únicos animales que pueden sufrir y disfrutar: conducta, fisiología (sistemas nerviosos centrales) y lógica evolutiva. La similitud de los correspondientes sistemas nerviosos no da pie para afirmar que el dolor causado es idéntico: el dolor, y su consecuente sufrimiento, que experimenta un animal no humano puede ser en algunos casos menor que el nuestro y en otros casos puede ser más intenso. Esto mismo ocurre entre los humanos adultos sanos y los humanos llamados «casos marginales» (bebés, disminuídos psíquicos profundos, seniles, etc.). Que existan diferencias entre experiencias de dolor de dos individuos no es una razón que justifique producir un dolor innecesario a uno de ellos y tampoco es una razón para matarle.

Palabras clave: dolor, sufrimiento, interés de evitar el dolor, nocicepción

Nocicepción y dolor

1. Algunas personas no conocen la diferencia entre nocicepción y dolor.

La nocicepción es el mecanismo automático mediante el cual los organismos responden a un estímulo que es dañino para ellos, así se adaptan al medio para sobrevivir y reproducirse. En cambio, el dolor es una experiencia subjetiva que se produce por un estímulo que es dañino para un organismo que tiene un sistema nervioso suficientemente desarrollado.

Conciencia y dolor

2. Algunas personas dicen que «aunque un ser tenga una conciencia eso no implica que sienta dolor».

En otro artículo explicamos que la ciencia afirma que los seres humanos no son los únicos seres que tienen una conciencia[1]. Sin embargo existen personas que dicen que aunque un ser tenga una conciencia eso no quiere decir que tenga capacidad para sentir dolor. Si bien es cierto que existen personas que, a pesar de tener conciencia, no tienen capacidad para sentir el dolor debido a que padecen una enfermedad genética, por ejemplo el síndrome de Smith-Magenis (SMS), la analgesia congénita al dolor (congenital insensitivity to pain, o CIP, por sus siglas en inglés), etc., sin embargo estas personas pueden sufrir debido a la frustración de otros intereses (muerte de un amigo, rupturas, etc.). El dolor físico tiene una función biológica esencial en la supervivencia, pues permite a los seres sintientes ser conscientes de peligros para escapar de ellos. No existe ninguna razón biológica por la que un ser que tiene una conciencia no tenga capacidad para sentir dolor físico, salvo que tenga una enfermedad genética. Asimismo, y en sentido contrario, el dolor es una experiencia y, como toda experiencia, es subjetiva. Por lo tanto, reconocer que un ser siente dolor implica reconocer que dicho ser tiene una conciencia porque el dolor siempre lo siente alguien[1].

Verificar la existencia de dolor

3. Algunas personas dicen que «determinados animales no humanos no tienen capacidad para sentir dolor y que por lo tanto no tienen interés en no sentir dolor».

Actualmente son pocas las personas que apoyan la idea anticientífica de René Descartes (1596-1650) según la cual sólo los humanos tienen capacidad para sentir dolor. La gran mayoría de la sociedad reconoce que los mamíferos, aves y reptiles tienen capacidad para sentir dolor físico y emocional, y cada vez son menos quienes creen que los peces no tienen dicha capacidad. En lugar de eso, es más habitual encontrarse con la negación de la capacidad para sentir dolor de los invertebrados, como insectos, arácnidos, crustáceos, bivalvos, etc. Incluso hay quienes practican el veganismo, pero comen moluscos bivalvos (mejillones, ostras, etc.) porque dicen que estos no disponen de las estructuras materiales necesarias para tener una conciencia o porque, aunque tengan un sistema nervioso, dicen que el tipo de vida que llevan no requiere una conciencia, y por lo tanto no pueden sentir dolor ni nada. Por ejemplo, en el artículo «¿Veganismo o religión? Plantas y bivalvos», Andrés Solo dice que los bivalvos no sienten dolor ni nada porque el tipo de vida que llevan no requiere que tengan una conciencia. En otros artículos como «The ethical case for eating oysters and mussels» y «The ethical case for eating oysters and mussels – Part 2» pueden leerse argumentos similares. El dolor es un estado de la conciencia, y como tal no puede ser observado, sólo puede ser sentido. Comportamientos como retirarse, gritar o retorcerse no son el dolor en sí, ni tampoco son dolor los datos que nos aporta la medicina y las neurología. Deducimos que los demás sienten dolor en base a indicadores. Óscar Horta, en su ensayo «Animales humanos y no humanos: de la discriminación al respeto», enumera los tres indicadores que nos permiten deducir que no sólo uno mismo siente dolor y placer: conducta, fisiología y lógica evolutiva. Pasamos a explicar cada uno de ellos:

Mostrar indicadores del dolor

Indicadores para inferir lógicamente que un ser siente dolor

Existen varios métodos para probar si un ser siente dolor, la revista Journal of Applied Animal Welfare Science tiene algunos artículos. Principalmente tienen que ver con la presencia de un comportamiento alterado que perdura después del estímulo, como frotar la parte afectada o cojear. También se les pueden ofrecer analgésicos que tengan un sabor desagradable y ver si sólo los consumen cuando han sido dañados. Estos métodos de investigación no son adecuados para los seres no móviles.

Dolor y conducta.

Las respuestas ante los estímulos negativos se conoce como nocicepción. En su ensayo «Animales humanos y no humanos: de la discriminación al respeto», así lo explica Óscar Horta:

«Conducta: En ocasiones, se dice que podemos saber si un ser humano sufre o disfruta porque nos lo puede decir. Sin embargo, si viésemos a alguien llorando y retorciéndose y, entre sollozos y gemidos, nos indicase que está disfrutando, no lo creeríamos. Cuando vemos a alguien gesticular, retorcerse, chillar o gritar de un modo determinado, deducimos que está sufriendo. Y si lleva a cabo otro tipo de gesticulaciones, por ejemplo, si se ríe, suponemos que lo está pasando bien. Lo mismo ocurre en el caso de los animales de especies distintas a la nuestra. Cuando vemos a un perro que salta y mueve el rabo podemos deducir que está disfrutando, mientras que si gime de un modo determinado cabe concluir que está sufriendo. La clase de conducta que alguien manifiesta es un motivo para creer que está sintiendo placer o sufriendo, tanto en el caso de los humanos como en el de animales de otras especies».

Dolor y fisiología.

En su ensayo «Animales humanos y no humanos: de la discriminación al respeto», así lo explica Óscar Horta: «Fisiología: Este es el indicador más importante. No sufrimos y disfrutamos por arte de magia, por alguna capacidad misteriosa cuya causa no podemos explicar con claridad. Por el contrario, podemos sufrir y disfrutar porque tenemos una estructura fisiológica que lo permite. Esta consiste en un sistema nervioso centralizado, mediante el cual no sólo recibimos estímulos, sino que tenemos la experiencia que nos ocasiona tal estímulo. No sólo ocurre que nuestro organismo reacciona ante una bajada de temperatura (por ejemplo, mediante el erizamiento capilar), sino que percibimos la sensación de frío. Pues bien, no sólo los seres humanos poseen un sistema nervioso. También muchos otros animales las poseen. Esto ocurre tanto en el caso de los vertebrados como en el de muchos invertebrados». Al contrario que las plantas, los humanos poseen un sistema nervioso centralizado y receptores benzodiazepínicos u opioides endógenos, como endorfinas, que alivian el dolor cuando estos reciben una lesión seria, lo cual nos lleva a plantearnos la pregunta de ¿por qué razón los animales no humanos también iban a poseer estas estructuras y sustancias si no sintieran dolor?… no tendría sentido. Voltaire (1694-1778) ya se mofaba de los filósofos cartesianos –aquellos que defendían el mecanicismo animal, es decir, que los animales no humanos no sentían dolor– preguntando: «¿Ha dispuesto la naturaleza todos los resortes del sentimiento en este animal, para que finalmente no sienta? ¿tiene nervios para no moverse?».

Dolor y lógica evolutiva.

En su ensayo «Animales humanos y no humanos: de la discriminación al respeto», así lo explica Óscar Horta: «Lógica evolutiva: La capacidad de sufrir y disfrutar posibilita a los seres con la posibilidad de moverse huir de aquello que les daña y acercarse a lo que les puede beneficiar (por ello, sería un absurdo evolutivo que aquellos seres sin la posibilidad de efectuar movimientos pudiesen sufrir y disfrutar). Ahora bien, no sólo los seres humanos podemos movernos, alejándonos o aproximándonos a lo que nos resulta negativo o positivo. Muchos otros animales tienen también esta capacidad. Así, no hay motivo evolutivo por el que sólo los seres humanos puedan tener experiencias positivas y negativas. Por otra parte, los seres humanos y los demás animales nos encontramos emparentados evolutivamente. No tiene sentido pensar que la capacidad de sufrir y disfrutar haya aparecido tan recientemente en la historia evolutiva que sólo los seres humanos la puedan poseer(1)».

 

Dolor en animales vertebrados

4. Algunas personas dicen que «algunos animales vertebrados no sienten dolor».

En 2009, el National Research Council of USA (Consejo Nacional de Investigación de los EEUU, NRC por sus siglas en inglés) reunió un comité especial para determinar si los animales no humanos sienten dolor y en caso afirmativo qué especies pueden sentirlo, para ser tenido en cuenta cuando se usan animales en experimentos científicos. Los resultados del comité se recogieron en un informe titulado «Recognition and Alleviation of Pain in Laboratory Animals», en el cual se llegó al siguiente consenso: «El consenso del comité es que debería considerarse que todos los vertebrados son capaces de experimentar dolor». A pesar de que la ciencia ha reconocido que todos los vertebrados tienen capacidad para sentir dolor, actualmente ni siquiera existe una normativa para matar a los peces, como la que existe con mamíferos, y existen personas que aún creen que los peces no sienten dolor. A continuación se proporciona información sobre el dolor en peces:

▼▲ Mostrar/Ocultar Estudios sobre dolor en peces

Dolor en animales invertebrados

5. Algunas personas dicen que «los animales invertebrados no sienten dolor».

Muchos animales invertebrados no poseen cerebro tal y como lo entendemos. El sistema nervioso de los invertebrados superiores está constituido por una red de ganglios cerebroides o cerebrales que se disponen lateralmente por el cuerpo del animal, a diferencia de los vertebrados, en los invertebrados el sistema nervioso se ubica en posición ventral con respecto del cuerpo. Los animales invertebrados pueden experimentar dolor gracias a sus ganglios cerebrales y huyen cuando sienten peligro. Las leyes de varios estados incluyen a determinados invertebrados como los cefalópodos (pulpos, calamares) y crustáceos decápodos (langostas, cangrejos) en el ámbito de aplicación de las leyes de protección de los animales, lo que implica que a estos animales también se les considera capaces de experimentar el dolor y el sufrimiento.

▼▲ Mostrar/Ocultar Estudios sobre dolor en crustaceos

 

▼▲ Mostrar/Ocultar Estudios sobre dolor en moluscos

 

▼▲ Mostrar/Ocultar Estudios sobre dolor en insectos

 

▼▲ Mostrar/Ocultar Estudios sobre dolor en medusas

 

▼▲ Mostrar/Ocultar Estudios sobre dolor en sistemas nerviosos no centralizados

 

▼▲ Mostrar/Ocultar Estudios sobre dolor en esponjas

Dolor diferente

6. Algunas personas dicen que «los animales no humanos con sistema nervioso central tienen capacidad para sentir dolor, pero su dolor es diferente al dolor de los humanos».

Por ejemplo, según el artículo «Una mirada científica al sufrimiento animal», Agustín Blasco, catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, dice en su libro «Ética y bienestar animal» lo siguiente: «Es evidente, indica, que aunque las ratas sufren dolor, hay que controlar sus poblaciones, aunque se pregunta si hay que hacerlas sufrir con venenos muy dolorosos. Eso sí, hay que tener en cuenta que su dolor no es igual al nuestro, pero también que no son máquinas, sino seres capaces de sufrir». Sin emitir un juicio sobre esta afirmación, vemos que estas personas reconocen que los animales no humanos sienten dolor y por tanto no pueden negar que también tienen interés en evitar dicho dolor, por lo que no habría más que decir.

Bibliografía

– Jeffrey Lockwood on Insect Suffering. Interview by Max Carpendale, 17 May 2013.
– Magee, B. and Elwood, R. W. (2013). Shock avoidance by discrimination learning in the shore crab (Carcinus maenas) is consistent with a key criterion for pain. J. Exp. Biol. 216, 353-358.
– Braithwaite, Victoria, Do Fish Feel Pain? (¿Pueden los peces sentir dolor?), 2010.
– Engel, Cindy. Wild Health: How Animals Keep Themselves Well and What We Can Learn From Them. Houghton Mifflin Harcourt; 1 edition (January 16, 2002).
– Richard Sarjeant, «The Spectrum of Pain». London: Hart Davis, 1969, p. 72.
– Lord Brain, ‘Presidential Address’. In C.A. KEELE & R. SMITH, eds., «The Assessment of Pain in Men and Animals». London: Universities Federation for Animal Welfare, 1962.

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